"La salud es el concepto de lo justo, puesto incondicionalmente en práctica"

PARA UNA SOCIEDAD MÁS FELIZ
PARA UNA VIDA CON SENTIDO COMÚN
PARA UNA GESTIÓN DIFERENTE DE NUESTRAS INSTITUCIONES
PARA DESCUBRIR UN CONCEPTO DE ESPIRITUALIDAD QUE SEA MÁS ALLÁ DE LA TEORIA O DEL DOGMA

lunes, 11 de junio de 2012

La (e)lección de la Homosexualidad


Hay cosas en la vida que podemos elegir, otras que no se pueden elegir, y algunas que están entre las dos. Aparentemente se pueden elegir, pero en el fondo ya están determinadas por la suma de los elementos que la constituyen. Así pasa con la homosexualidad.

Estudié el fenómeno de la diferenciación sexual hace muchos años, para comprender mejor como funciona, en qué momento ocurren los cambios, y el por qué de su aparente “irreversibilidad”?.
El origen de este interés fue cuando me enteré que un gran amigo de la infancia se había quitado la vida. Él tenía problemas tremendos con su familia y consigo mismo en el camino de su elección sexual. En vez de preguntar para que alguien le ayude a resolver su problema sistémico, él se había aislado y nunca se atrevió a hablar con nadie de lo que su familia consideraba – hasta hoy – una “vergüenza”. A eso se sumó que en esa familia muy dogmáticamente religiosa el suicidio está considerado como un pecado supremo... No aprendieron nada, ¡ni siquiera luego de perder su único hijo varón que, como dijeron, “tanto querían”!
La diferenciación sexual está determinada por los siguientes factores:

1) La combinación genética XX, XY, XXY, determina la pre-elección física. Esta pre-elección es como una “orden genérica” para los procesos de crecimiento embrionario, pero no significa que ellos van a seguir este primer impulso.

2) Los 4 primeros meses del desarrollo embriológico es lo que en realidad determina con más firmeza la elección sexual: Si se confirma la primera orden genérica, la identidad sexual será polar y claramente definida. Si hay un ligero exceso de hormonas masculinas, con bajo nivel de hormonas femeninas en juego durante este período, la persona tendrá una identificación sexual masculina, y si es al revés, tendrá una identificación sexual femenina. Existen algunos estudios que relacionan claramente estos niveles con la posterior elección sexual de una persona. Si bien este aspecto de identificación hormonal es dominante, de lejos no es todo.

3) La identificación con una persona (conocida o no), o la contra-identificación con la misma, son factores que conocí más profundamente en mi formación de constelaciones familiares según Bert Hellinger. Generalmente funcionamos desde las posiciones que nos ofrece el sistema familiar. Puede ser que nos identifiquemos con la hija perdida de la abuela, aún sin haber conocido a la abuela. Suena extraño para quienes no lo experimentaron directamente y sin prejuicio. El sistema familiar nos ofrece lugares, que no son necesariamente nuestros, sino que pueden estar lejos de correspondernos. Por la condicionalidad de la mayoría de los sistemas, nos adaptamos a esos roles en vez de tener que luchar para estar en nuestro propio rol real. (¿Y cómo deberíamos luchar si ni siquiera tenemos idea de este lugar?, ¡hasta que nos damos cuenta de que sufrimos dentro del lugar equivocado!)

4) La atracción con una persona (conocida o no) también puede determinar nuestra identificación. Los impulsos recibidos dentro de los 6 primeros meses luego del nacimiento, y algunos recuerdos que surgen del período embrionario (música, voces, seguridad) pueden influenciar tremendamente en el tipo de personas que identificamos como atractivas y que nos estimulan la producción de hormonas de placer de manera absolutamente poderosa, como un reflejo, dentro de segundos. En ella se fija generalmente la imagen del “hombre de mi vida” o la “mujer de mi vida”. El perfume, la voz, el calor, la piel, el pelo, los ojos de aquella persona que más consiguió estimular este reflejo. ¡Puede ser una visita que nos tomó una vez por diez minutos en los brazos!, como también los padres.

5) La proyección que resulta de nuestro lugar cronológico o jerárquico en la familia puede llevar a confusiones entre el “rol” sexual y la “identidad” sexual real. Si el padre piensa “Hubiera sido un varón”, o la madre piensa “una chica me entendería mejor”, la criatura sentirá que hay alguna condicionalidad, lo escuchará en las palabras de una pelea de sus padres, lo intuirá a través de la manera como está presentada o tratada delante de la gente, etc. Esa influencia es generalmente más reversible. Por ejemplo luego del nacimiento de una hermana, un varón de 3 años puede querer vestirse de mujer durante años, no solo para llamar la atención de sus padres, sino para poder recuperar así el trono perdido del primogénito. El chico tuvo una ilusión de humillación de su hombría por sentir que valoraban mas a la hermana mujer que a él. El contraste es aún mayor si antes era sobreprotegido con pocas oportunidades de compartir sus juguetes con otros niños de su edad.

6) La proyección que resulta de una pérdida: Lo perdido tiende generalmente a ser idealizado. Los brazos de la vecina o de la empleada doméstica que se mudó cuando éramos pequeños pueden estar olvidados en la mente, pero nunca en la memoria posicional, y se pueden volver una obsesión, especialmente para los varones. La pérdida de una figura paterna también para una mujer, que tenderá a ver lo que no hay en muchos hombres antes de aprender a ver lo que realmente hay en la persona que está en frente. También habrá cantidad de miedos en cada persona que perdió una figura de padre importante sin tener apoyo de otra presencia masculina durante el proceso de reposicionamiento (Luto).

7) La alimentación: Muchos escritos, algunos más confiables que otros, indican claramente una influencia en el desarrollo sexual del niño, ya sea en su período embrionario, o en su juventud. Sin entrar en detalles, cito sólo dos alimentos principales: la leche vacuna y grandes cantidades de soja tienen ambas la tendencia de feminizar. La primera por productos tóxicos industriales descubiertos en ella y en menor parte por hormonas, la segunda por estructuras moleculares llamadas “hormon-like”, por ser similares a hormonas ovariales. Hay mucho escrito, y poco que se pude realmente comprobar, pero prefiero honrar el trabajo que hacen los buenos observadores y aprender de ellos.

8) Las situaciones de rechazo: El rechazo es un desencadenante fatal de falsas identificaciones. Ellas son en general altamente tóxicas: “no me aman porque no soy como ellos”, “entonces soy un monstruo” etc... Falsas identificaciones llevan a problemas de identidad, ya que la identificación tóxica domina sobre la verdadera percepción de quienes somos, mientras una identificación positiva lleva a que reconozcamos progresivamente nuestros potenciales.

9) El origen y la historia personal del alma. Otro punto determinante es lo inmaterial de uno, que es anterior a la vida física. Venimos con memorias, vínculos y energías que están determinando múltiples aspectos de nuestro crecimiento. Memorias de haber perdido un marido, un hijo en una tragedia vivida en una vida física pueden ser nuestras o prestadas, y son altamente influyentes en nuestra elección de quienes nos despierten pasión o no. También tenemos memorias de identidad. Si la última encarnación era masculina, pero el cuerpo físico actual es femenino, puede ser que este período de vida estará determinado con una mezcla de los dos. Esta influencia determina no solo la atracción, sino la identificación.

10) La repetición de situaciones de rechazo: Durante la pubertad se actualizan los temas de identidad, ya que una identificación sola no alcanza para pasar a la acción (sexual) con integridad. El rechazo en las escuelas (Bullying) y en el trabajo (Mobbing) es doblemente traumático si repiten un rechazo anterior, y pueden impedir profundamente el crecimiento interno legítimo de una persona... El repudio es una prueba de enorme debilidad en aquel que repudia, pues él demuestra su conflicto con la vida, con su imagen de Dios, y se muestra posicionado al antípoda de lo que él mismo más querría: la inclusión. Dedicarse al repudio es puro culto hacia lo demoníaco, y no es una cultura, sino una dedicación hacia la destrucción, con armas mucho más hirientes que aquellas capaces de atravesar un cuerpo humano para separarlo de la vida que le anima. Separar un SER de su propio derecho de existir es una magia negra que retorna inevitablemente algún día hacia su creador y su propia familia. No intentemos “adiestrar” a quienes son zurdos u homosexuales, sino que tenemos el deber de acompañarlos en la sinceridad, el diálogo y la inclusión, para el mayor bien de todos. Cada uno tiene su función, la nuestra es la de ser referentes de inclusión, y de cuidar a nuestra incondicionalidad para poder amar.

Todos, sin excepción, somos en el fondo tanto masculinos como femeninos en nuestro SER. Si hemos recibido un cuerpo de hombre o de mujer no significa que “somos” hombres o mujeres, sino que “tenemos” esa etiqueta, este “rol” social a disposición o impuesto por algo menos de 30 mil días. Hice hace mucho tiempo una formación en terapias regresivas en estados hipnoides y pude observar durante los años que siguieron en cada uno de mis pacientes de entonces que había una sucesión increíblemente rica de manifestaciones de la existencia física detrás de cada uno de nosotros, y que los cambios de identidad sexual parecen aleatorios. Ya que no es una postura científica la de querer hacer observaciones absolutas en relatos que tienen una gran dosis de subjetividad, no quiero afirmar nada, solo lo planteo a título de anécdota y lo puedes mirar o no para ti. Respecto a este tema, mi propuesta es la siguiente: prueba con sinceridad y con todos los medios que tienes a disposición lo que surge de tu pasado, y verás que ¡no solo eres hombre-mujer, sino que eres más que la suma de ambos!

Trabajemos socialmente con esta oportunidad altamente evolutiva que nos presenta la aceleración de los ciclos de encarnación: la Homosexualidad está llena de desafíos personales e interpersonales, además de ventajas sociales obvias: Auto-limitación demográfica, protección de la mujer, aprendizaje de valores distintos, romper con paradigmas rígidos y prejuicios, reordenamiento de prioridades sociales, etc... A nadie le gusta que alguien se permita opinar con soberbia respecto a lo que es supuestamente bueno para su vida. Entonces no seamos incoherentes, y no perdamos ni un minuto de nuestras vidas en peleas de opiniones, sino que podemos aprender uno del otro y aprender poco a poco lo que es la amistad.

Y para quienes todavía no pueden aceptar que haya personas que funcionan de manera distinta a ellos: Pregúntate: ¿Se trata de “ellos” o de tí? ¿Será que te avergüenza no tener razón? ¿O será que te dijeron que mostrar tus sentimientos es una debilidad, y que tienes que mostrarte duro para sentirte fuerte?... las causas pueden ser múltiples, pero LA causa es siempre la misma: La sempiterna condicionalidad. La identifiqué como el “pecado original” de todas las culturas que conocí... y de ella surgen todos los monstruos virtuales y reales. Sé atento con la vida, déjala fluir, aprende a respetar lo auténtico, y ya habrás conseguido poner en práctica tu espiritualidad, con una buena dosis de incondicionalidad.

Gracias por contribuir a este mundo mejor que también tú deseas, como todos nosotros.

Jean Niklaus, médico, Pres. de la Fundación Medicina de Sistemas
www.medicinadesistemas.blogspot.com
Todos derechos registrados en el registro de la propiedad intelectual.
Se puede publicar en la web bajo indicación legible de su proveniencia.

1 comentario:

  1. La incondicionalidad del amor y del respeto por el otro... Me gustó el artículo, muchas gracias Jean.

    ResponderEliminar