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viernes, 9 de noviembre de 2012

El dilema espiritual en las Constelaciones Familiares según Hellinger



Este texto está destinado a personas que ya comprenden las diferencias fundamentales entre alma y espíritu, descriptas en detalle en mi libro “Anatomía Secreta de la Consciencia”.

Quienes conocen las constelaciones familiares según Bert Hellinger (de aquí en adelante: “CFH”) habrán experimentado la fantástica herramienta que es para reposicionar a las personas entre sí, descubrir secretos de familia que fueron escondidos, y para liberarse de lazos y sus consecuencias fatales. Seguí de cerca durante veinte años la evolución de la Constelación Familiar, junto a la evolución personal de su fundador. Para mi gusto, y sin restarle nada de su valor como método, veo todavía algunos puntos que se han quedado algo difusos, por lo que propongo contribuir en su complementación desde la visión de la Neo-Constelación Sistémica.

En la CFH, la mayor importancia le está dada al linaje familiar de origen. En la Neo-Constelación Sistémica (de aquí en adelante: NCS) le doy la mayor importancia en el linaje directo del SER (superior) hacia el Ser manifestado en nuestra vida física.

Esta diferencia influencia fundamentalmente la manera de trabajar, y en los objetivos terapéuticos. Los dos “tienen su razón de ser”, y tienen consecuencias distintas. Sin entrar en todos los detalles, hay que revisar unos conceptos para entenderlo:

TENEMOS un cuerpo, un alma, un entorno, experiencias, cargas, patrones de conducta, recuerdos, etc., mientras que SOMOS seres, respectivamente un espíritu, con un perfil propio que es como un “código matrix” de quienes somos.
El que SOMOS tiene la pretensión de manifestarse adentro de la selva de todo lo que TENEMOS. Es una selva, pues las influencias son tan numerosas, que finalmente lo que hacemos de nuestra vida está lejos de lo que queremos en lo más profundo de nuestro SER. Es como lanzar una pelota hacia un objetivo: La intención no puede evitar totalmente las circunstancias adversas como el viento, piedras en el terreno o personas que interceptan la pelota. Si bien soy el dueño de la pelota, los resultados no reflejan siempre mi intención. Si además me identifico con la pelota, llego a una gran confusión respecto a quien soy como dueño.

Estas interferencias pueden estar a favor, o en contra de nuestros esfuerzos. Las llamo los campos morfogenéticos, (o mórficos) para usar un término ya conocido y entendido por la mayoría.

Los padres de nuestro cuerpo físico son aquellos que nos han dado el ADN y la nutrición uterina necesaria a su creación. También decidieron de manera cultural, (casi aleatoria) cual será nuestro nombre y el idioma que hablaremos por los 80 años de vida promedio que estaremos en este cuerpo.

Y quienes son los padres de nuestra alma? Nada que ver con los padres físicos! Nuestro alma ha tenido un desarrollo lento a lo largo de ciclos que son muchísimo más largos que una sola vida física! El alma es el espejo de todas nuestras decisiones en el camino de la evolución personal del SER. Decidimos a cada instante, marcando así el camino de nuestra alma: Ella se puede cargar de energías resentidas, o liberar, hasta desvincularse demasiado, y llegar a una suerte de individualismo aislado... llegamos a cientos de variantes entre nutrición y carga álmica. La máxima fuerza de la vida no se encuentra en una “libertad absoluta” ni en un encierro total, sino en la justa medida entre los dos. Si el alma resulta de todas las decisiones que hemos acumulado a lo largo de cientos de años... significa que SOMOS LOS PADRES VERDADEROS DE NUESTRA PROPIA ALMA... la impregnamos de nuestro código fuente, mientras las corrientes e influencias álmicas de los demás son nutrientes -o venenos- para nuestra alma.

Encontré el dilema principal de la Constelación Familiar en el hecho que le damos un enorme poder al linaje familiar momentáneo que nuestra alma está experimentando durante el tiempo de una vida física... y nos olvidamos de que hemos tenido cientos de otros linajes, y que todos fueron desafíos o nutrientes, mientras que siempre hemos podido ser los dueños de nuestras decisiones o aspiraciones.

Para simplificar la comprensión, lo quiero comparar con una metáfora: Las distintas clases que hemos experimentado durante nuestra formación escolar y profesional se dividen en “años”, días, materias y horarios. Hay algunas materias que nos han dejado huellas especiales, o algunos maestros, o una sola hora especial que dejó un impacto para siempre. Cada uno de estos eventos es parte del “linaje” de nuestro conocimiento actual, e influenció la ruta de nuestras decisiones en la vida. Lo que es este linaje para la vida física humana es lo que es un linaje familiar para la larga vida inmaterial de un alma. En ambos casos, hubo un dueño, capaz de decidir a cada instante si seguía o no con la experiencia en curso.

La NCS no le pone mucho acento a la búsqueda de razones que justifican nuestro comportamiento actual, sino que nos pone en contacto con nuestra consciencia (“superior”) en calidad de dueños de nuestro libre albedrío. Significa que desactivamos la influencia de algunos linajes, y activamos aquella que está en sinergía con nuestra decisión. 
Es un proceso de REPOSICIONAMIENTO.
La reposición define el paso de la evolución.

En la CFH, es fundamental conectarse con “lo que pasó” en algún momento, o conectarse con la patología actual, luego “poner las cosas en su lugar”, fomentar el proceso de toma de consciencia de los presentes, y recuperar la armonía en el sistema que está trabajando. 
Es un proceso de REORDENAMIENTO. 
Con el orden empieza el flujo del amor.

La NCS nos obliga a tomar consciencia del adulto, de su responsabilidad, de su poder evolutivo y de la aceptación de la soledad que está vinculada a este estado. Es un camino espiritual que nos lleva a un proceso de Panmeditación. (Termino específico de la Medicina de Sistemas). También importante es la toma de consciencia de nuestra responsabilidad creativa respecto al rol social que tenemos, independientemente de si nos referimos a seres conocidos o no.

La CFH nos permite tomar consciencia de las interdependencias de nuestros campos álmicos. Si bien la interdependencia es un hecho, es importante tener consciencia también de que tenemos el poder para transformar esta interdependencia en una interacción creativa de seres independientes, dedicados conscientemente a un servicio mutuo. He encontrado cantidad de consteladores seriales, que parecían constelar como si fuese una adicción, y que se desarrollaron hacia un individualismo creciente, delegando el poder al sistema de manera similar a la que lo hace un joven con sus padres: En la dualidad entre rebeldía y comodidad.

Igual a la juventud como etapa de la vida, la dependencia de los campos ancestrales es una etapa en la vida evolutiva. La toma de consciencia en el camino espiritual de que somos absolutamente responsables de nuestras elecciones, y que somos consciencias con un cuerpo a disposición, y no cuerpos con una consciencia a disposición, es central en la NCS.

Con ello podemos así cerrar el dilema de la posición personal en el camino de la espiritualidad. La NCS y la CFH se complementan de manera ideal, según el propósito personal del figurante, y las preferencias del terapeuta: La CFH para quienes quieren saber más sobre las causas históricas o externas, la NCS para quienes buscan reconectarse con el poder creativo de su ser, capaz de generar los cambios evolutivos, y ambas para transformar los vínculos que tenemos hacia (o desde) la toxicidad.

2 comentarios:

  1. Excelente información!
    Considero que no podemos relacionarnos de manera interdependiente de forma efectiva sin antes ser independientes y responsables de nuestras elecciones.
    Saludos y muchas gracias por esta valiosa información.

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  2. Grcias por tu devolución!
    Si, es así que los vínculos relacionales de una persona promedia de hoy corresponden a los vinculos que tienen las células en un tejido organico en estado de putrefaccion o un tejido tumoral. Es una comparación que muestra lo feo que se ha vuelto la calidad de nuestros vínculos, incluyendo la prioridad que ponemos en valores ilusorios ante aquellos que fomentan la vida, la belleza y la evolución.
    Si hay lectores que quieren saber más sobre este tema, escribiré con gusto un texto más amplio que explica la fundamentación de estas afirmaciones, que siempre busco en la sintesis de mi experiencia médica.

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