Saludo navideño de la Medicina de Sistemas

NAVIDAD....

Todavía me sorprende vivir la Navidad bajo temperaturas de 38 grados, cuando la simbología de la Navidad gira plenamente alrededor de una vivencia del hemisferio norte: nieve, ciervos nórdicos, pinos, etc, nada que ver con la playa, cocos y panteras...

He pasado mucho tiempo analizando la simbología de la Navidad, ya que fue un tema muy dominante tanto desde mi familia como desde mis consultantes. Un período en el que, lejos de corresponder a los ideales que evoca, se exacerban los polos, las opiniones, en el que se destacan las discordias, los dolores que suceden como consecuencia de un divorcio, las decepciones después de un año de expectativas, los desacuerdos respecto a la manera de educar los hijos.... Todo sale a la luz en este período tan contaminado por el consumo, que lo llevó a perder su sentido original, transformándonos sin darnos cuenta en ovejas al servicio de estrategias de venta y en las muñecas de todas las expectativas emocionales y marketineras, creadas alrededor de este símbolo hermosísimo que es el mensaje original de la Navidad.

La Navidad es la fiesta central del reposicionamiento de los Valores. El colmo es que justamente en este período ocurre lo contrario! Para aquellos que entienden el concepto de la “trionda” (que enseñamos en la MDS) es el “cierre con valores” después de un año de labor, el momento en el que menos deberíamos consumir y más deberíamos dar de nuestro valor personal. Y qué forma puede corresponder más a lo que podemos dar, sino que con TIEMPO? En otro texto he escrito sobre el valor del tiempo durante nuestra vida física.
El TIEMPO  Es el único factor que realmente determina el valor absoluto! Si te doy una hora de mi tiempo, quizás te estoy dando mucho más que la mayoría de las personas que te rodean físicamente, pues es probable que sean pocos aquellos que te dedican tiempo. Si das mucho tiempo a tu hobby es que le estás tomando en serio y vas al lograr resultados excepcionales! Y que tal con el rango de valores para quienes no viven más en un contrato de vida física como nosotros, aquellos que llamamos nuestros queridos fallecidos? Ellos no tienen el factor limitante del tiempo, solo el valor del perfil personal! El SER como ser único, individual, indivisible, con determinaciones e imperfecciones... Un “pobre” espíritu sin cuerpo es tan limitado en su manifestación, como un “pobre” cuerpo físico sin pleno acceso a su espíritu lo es en su salud...
La navidad es la fiesta de la unión de los dos mundos. Los valores de la vida física tienen diversas representaciones: Por ejemplo el árbol, con su tronco (nuestro eje), su alcance (las ramas) su organización piramidal (como todos los sistemas de convivencia que funcionan, siempre que haya una postura servicial de sus elementos). También la tranquilidad, la paciencia, la sedimentación, la meditación y la pureza que encontramos en el símbolo de la nieve. O el símbolo de la contención (uterina, “divina”) que representa el hogar, el fuego, la chimnea. Nota que la chimnea simbólica es negra y estrecha, como los eventos de la vida que nos obligan a encontrar valores verdaderos, y nota que el traje de papa Noel nunca se mancha por pasar valientemente a través de lo estrecho, resguardando su abundancia propia (la pansa, los regalos, su edad)

Así es que la vida nos puede manchar o no, esto depende de nosotros. Y si lo llevamos a demasiado consumismo en el periodo de Navidad es que nos estamos manchando con un anti-símbolismo, un comedor y desparramador de valores.

Ahora, después de los valores físicos (temporales), vemos los valores sutiles representados por el cielo (unión, azulado, oxígeno) la fuerza pura de la vida (Ciervo) la ligereza (volar) el humor y la introspección sabia de papa Noel, la abundancia mágicamente infinita del regalo de sí mismo, el sonido del timbre que nos invita a ser atentos en la vida a estos valores absolutos...

Como se encuentran los valores temporales de la vida física con los valores atemporales de nuestro ser? Las palabras claves son “INCONDICIONALIDAD” y “EVOLUCION”. Así cierra el simbolismo profundo de este conjunto maravilloso navideño.

Querido lector, seguidor, alumno o quien seas, te invitamos a tomarte tiempo, a regalártelo... Puede ser para repensar si actuaste alineado con tus objetivos, puede ser para percibir de verdad la mirada de tu hijo, puede ser para disfrutar de manera más consciente aquello que realmente te ha traído valores en tu vida, o para encontrar humor o sentido en aquello que no salió como pensabas. Finalmente también es el momento para perdonar. Perdonar a la vida por no haber correspondido a algunas de nuestras expectativas, a nosotros por no haber sabido conciliar nuestras exigencias hacia nosotros mismos con la manera de concretarlas, perdonar a nuestros hijos por no estar en la edad de entender nuestras elecciones, perdonar a nuestros padres por la rigidez con la que se han quedado en algunas expectativas.... Son duelos, pasos de tristeza que marcan el final de un período de víctima para permitir el inicio de un período nuevo como creador, adulto, responsable, perfilado, sabio, amoroso, auténtico...

Esto es la Navidad. Sencillamente, unidos consigo mismo, bendiciendo tanto la presencia como la ausencia, compartiendo tanto bajo un mismo techo como bajo un mismo mundo pero con techos separados. Evitemos los tironeos egóticos, dediquemonos a lo prioritario: El acompañamiento incondicional de aquello que nos toca en la vida, y la implementación real de todos estos conceptos que no son más que palabras si no encuentran un ser decidido a experimentarlos, por lo menos durante estos días privilegiados de cierre de año.

Les envio un enorme abrazo, desde una postura de profunda bendición y con ganas de saberlos felices con su vida!!

Este ejercicio de Centroonía es muy aparentado al Hooponopono!

Jean y Gaby en el nombre de la Fundación Medicina de Sistemas