¿Conoces las
constelaciones familiares según Bert Hellinger? Es una de las formas más
eficientes y populares de inducir cambios inmediatos en el alma personal y en
el alma colectiva de un sistema. Vale “la pena” que las conozcas a fondo si te
interesa entender los procesos del alma, y entender lo poco genuinos que nos
comportamos, cuando nos bañamos en un campo morfogenético (CMG, ver el termino en otro artículo) que no conocemos.
La constelación
familiar es uno de los pocos métodos de resolución de problemas sistémicos que sea puramente POSICIONAL. Por esta razón
tiene su máxima eficiencia. Al revés conocemos todos el antípoda de una terapia
posicional: es todo trabajo puramente mental-analítico, que permite “comprender
todo” con la mente, pero sin REPOSICIONARSE ni siquiera mínimamente... Esta
suerte de elaboración lleva a personas encarceladas en su soberbia de
“entender”, mientras sienten la impotencia de no saber cómo cambiar los hechos
de verdad, porque las cosas cambian con las posiciones, no con las teorías.
Te describo de
manera sencilla y a grandes rasgos cómo se practica una constelación en su
forma más común:
Se necesita un grupo de personas que tenga la mayor
incondicionalidad posible. (Cada “negatividad” personal se suma a la energía
álmica grupal como el timbre de un celular se sumaría a un concierto
sinfónico). El participante que elige constelar un tema específico selecciona de
las personas presentes los que serán representantes de su entorno familiar de
origen (pasado) o actual, después de haber formulado de manera clara el
propósito de su constelación. (Por ejemplo “quiero saber por qué me gusta
auto-sabotearme en todos mis proyectos, y quiero liberarme de esto”). Él
POSICIONA a los cuerpos de los representantes, acorde a lo que percibe como
están posicionados sus familiares (de manera inmaterial) entre ellos en la vida
(no es “de memoria”, sino que el posicionamiento está siendo percibido en
tiempo real). Estos representantes físicos se conectan con los campos
morfogenéticos de la persona, por el simple hecho de estar dispuestos a hacerlo
y haber sido puestos en las “líneas de fuerza” como viruta de hierro en el
campo magnético de un imán. Después de unos segundos o minutos, cada
representante empieza a percibir lo que le dicta el campo... y cambia su posición,
su voz, su mirada, su manera de pensar, y sus maneras de vincularse con los
otros representantes y espeja de manera fiel lo que ocurre en la familia
(álmica) real de la persona que constela. La rapidez con la que nace este
proceso depende de la incondicionalidad del representante, del “vacío” que él
consigue poner a disposición, sin mezclar su propia historia con la que está
representando, y de su experiencia previa en hacerlo. El arte del terapeuta
facilitador pasa por tres fases: -La primera fase es la de destacar la patología
hasta encontrar sus causas, amplificando los movimientos hasta las posiciones
reales, que no son necesariamente las que percibió la persona que constela (en
esta fase surgen generalmente todos los factores ocultos en un sistema: abortos,
homicidios, homosexualidad, abusos, robos, amantes...).
-La segunda fase se trata de facilitar un reposicionamiento: reconciliación, perdón, tomarse tiempo para percibir al otro, o a su impotencia, a su sufrimiento, etc. Esta etapa tiene como objetivo conseguir una energía de bendición, depende de la experiencia laboral y personal del terapeuta, y especialmente de la rigidez de algunas personas en la familia real del participante. Si el facilitador observa que surge alguna proyección personal del representante, hay que intercambiarlo por otro, lo que permite “limpiar” la autenticidad de lo representado.
-La tercera fase trata de “sellar” el reposicionamiento de almas conseguido. Sale el representante elegido y entra al grupo la persona que planteó la problemática (que estaba siendo representada), para vivenciar personalmente como se siente de manera posicional (y no mental) el momento del encuentro, de liberación y de limpieza de su historia. La constelación se sella con un agradecimiento a cada representante para dejarlo libre del campo con el que se había vinculado. Esto es necesario para que nadie quede “pegado” al rol prestado... Hay casos en los que algunos espectadores de la constelación sufren resonancia con su propia historia y quedan involucrados involuntariamente. A ellos también, el facilitador deberá ayudarlos a recuperar sus propios campos.
-La segunda fase se trata de facilitar un reposicionamiento: reconciliación, perdón, tomarse tiempo para percibir al otro, o a su impotencia, a su sufrimiento, etc. Esta etapa tiene como objetivo conseguir una energía de bendición, depende de la experiencia laboral y personal del terapeuta, y especialmente de la rigidez de algunas personas en la familia real del participante. Si el facilitador observa que surge alguna proyección personal del representante, hay que intercambiarlo por otro, lo que permite “limpiar” la autenticidad de lo representado.
-La tercera fase trata de “sellar” el reposicionamiento de almas conseguido. Sale el representante elegido y entra al grupo la persona que planteó la problemática (que estaba siendo representada), para vivenciar personalmente como se siente de manera posicional (y no mental) el momento del encuentro, de liberación y de limpieza de su historia. La constelación se sella con un agradecimiento a cada representante para dejarlo libre del campo con el que se había vinculado. Esto es necesario para que nadie quede “pegado” al rol prestado... Hay casos en los que algunos espectadores de la constelación sufren resonancia con su propia historia y quedan involucrados involuntariamente. A ellos también, el facilitador deberá ayudarlos a recuperar sus propios campos.
La constelación
familiar permite constelar más allá de una temática familiar puntual. Por
ejemplo se pueden constelar también temas laborales o conflictos internos que
surgen de dualidades por decisiones a tomar. Se entiende que se trata en todos
los casos de reacomodamiento entre campos morfogenéticos.
Así de sencillo
es... y es increíblemente eficaz: Una vez de regreso a tu casa, puede haber un
mensaje en el contestador de alguien que no te quería hablar desde hace años, puede
haber paz entre personas anteriormente peleadas, puede haber cambios en el
comportamiento de un hijo discapacitado, etc.... Los campos álmicos no son
limitados al espacio físico como nuestros cuerpos, sino que son como las ondas
de nuestros celulares: Los llamados llegan a su destino por código, sin que sepamos dónde está geográficamente la persona que llamamos.
Conseguir el
perdón es un camino hacia la bendición, es un servicio hacia la inclusión:
significa que es un aumento de incondicionalidad capaz de permitir la
convivencia auténtica y constructiva de fertilización mutua, para aprender en
esta gran escuela que es el Arte de Vivir.
Todos
estamos constelando a diario sin darnos cuenta. A tal punto que podemos actuar
totalmente enajenados de lo que SOMOS. Esto lo observé en mis hijos cuando, por
ejemplo, estaban de visita en la casa de otra familia y tenían comportamientos distintos que
en casa. Habrás escuchado la frase: “mi hijo está terrible, nunca para con su
hiperactividad, me rompe todo, no se concentra en sus deberes, y cuando está en
la casa de mis vecinos dicen que es un ángel, que puede leer tranquilo durante
horas...” ¿qué hace que tengan ese cambio de conducta? Es el mismo SER,
posicionado en resonancia con campos distintos. También es fácil reconocer que
nuestros hijos se pelean o buscan juegos agresivos cuando hay “chispas en el
aire” entre los padres o parientes, mientras los mismos hijos están cantando y
en armonía mientras caminamos felices en un bosque encantador buscando
alguna frutilla. A estos CMG distintos se le suman las circunstancias físicas
del ambiente: el cansancio, el hambre, la hipoglicemia, la luz, el ruido son
también campos morfogenéticos, pero físicos, y aumentan el contraste en estas
diferencias.
Si tienes la
posibilidad de observar cómo cambia una persona cuando es capaz de
desvincularse de los mandatos tóxicos de su familia, eres testigo de un cambio
de acciones, que indica un cambio de conducta en su vida, como consecuencia de
un cambio de posició.
Jean Niklaus, médico, Pres. de la Fundación Medicina de
Sistemas
www.medicinadesistemas.blogspot.com
Todos derechos de este texto (que es parte de una obra en proceso de publicación) son registrados en el registro de la propiedad intelectual.
El se puede publicar en la web, bajo la condición imperativa de indicar de manera clara y legible su proveniencia.
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