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lunes, 11 de junio de 2012

¿por qué me falta voluntad para dejar de fumar?

¿Crees que "Eres" fuerte, o débil, para poder emprender lo que más te gusta, o para dejar alguna costumbre, como la de fumar? ¿Cómo son tus creencias respecto a tí mismo? ¿Tienes voluntad? ¿Quieres realmente dejar de fumar o es solo un capricho?

¿Qué es lo que diferencia al fuerte del débil? ¿Qué es lo que permite que tengas voluntad para seguir adelante, o que te quiebres ante cualquier obstáculo? ¿Qué hay que hacer para llegar a lo que quieres conseguir?
Me llama la atención que hay pocas personas que conviven con la respuesta clara a estas preguntas. Por lo tanto, la respuesta es sencilla, obvia, y si sabemos observar bien podemos también resolver nuestros problemas vinculados a las debilidades.

Empecemos con la pregunta: Cual es la diferencia entre la dureza del diamante y lo blando del grafito o del carbono combustible que usamos para hacer el asado?, ya que los tres están hechos de los mismos átomos de carbono. Lo que es fuerte y brillante en la realidad macroscópica resulta de la sencilla diferencia de la arquitectura en los vínculos de su estructura atómica. Lo mismo se puede decir del “acero rápido” usado en mechas capaces de agujerear al acero blando: Los dos contienen cantidades similares de hierro y de cárbono.

Tu voluntad también. Ella es como el diamante si sabes ordenar las estructuras de tu árbol de prioridades, o es como el grafito si no te importa ordenarlas, ni mejorar tu coherencia personal.
Si te parece que hay algo que te falta para tener voluntad, será que habrás heredado  un fundamento débil, o que habrás orientado de manera débil lo que tienes como fundamento. Quizás te ha faltado  una presencia masculina sabia, capaz de marcar para ti una referencia de lo que son las prioridades, y de lo que se necesita para responder de manera “justa” a los desafíos que nos enfrentamos día a día.

Quienes intentaron dejar de fumar sin éxito llegaron a la conclusión errónea que son débiles, cuando en el fondo sólo no supieron ordenar sus fuerzas! Querer liberarse de algo como el humo para estar “menos mal” no es suficiente para despertar el dragón de tu fuerza interior! Pues estar “menos mal” es un incentivo débil, desde la “negación de lo que te  impide  estar mejor”, y no desde el ordenamiento claro de los fundamentos de lo que quieres! Si quieres llegar a destino en un rally, te concentras en la puerta de llegada, no en los puestos intermediarios que acabas de pasar. La puerta de llegada del que deja de fumar es la felicidad de poder respirar la vida! El humo del cigarrillo es un antidepresivo tan rápido como un relámpago: En fracción de segundos, tu cuerpo reacciona con una simpaticotonía que te hace creer que estás en un estado de felicidad. Le sigue una parasimaticotonía que induce un reflejo de relajación, creando la ilusión de no tener problemas. Esta suma de ilusiones se consigue tan sencillamente con poco dinero y un encendedor, que solo pocos reconocen la necesidad de un incentivo para conseguir un bienestar con esfuerzo! La felicidad no se compra, sino se elabora. Es como las soluciones: mientras los problemas nacen naturalmente con cada confrontación, las soluciones tienen que elaborarse con esfuerzo.

Si todavía fumas, es que la ilusión cómoda del “estar menos mal” te vale más que la prioridad de elaborar un bienestar real. Habrá probablemente alguna proyección detrás de eso: El querer fumar como alguna persona querida de tu infancia, o un auto-sabotaje, una huida en el consumismo, un descreimiento respecto al valor de tu ser, o también una rebelión contra quienes quieren prohibirte fumar.
Tomate tiempo para ordenar tus prioridades y decidir lo que realmente quieres. En poco tiempo verás que estás hecho de acero rápido o de diamante, y conseguirás lo que corresponde a esas prioridades. El resto es pura cosmética, hecho para personas que prefieren vivir en el limbo de las apariencias y de la indiferencia hacia su propia vida. Una pena que pocos llegan a despertar antes de envejecer y pueden darse cuenta de lo que hubieran querido de verdad...

Un abrazo


Jean Niklaus, médico, pres. de la Fundación Medicina de Sistemas
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