Gracias por tu pregunta, N. La respuesta a ella es “no”. Si
bien la excelencia atrae la excelencia, no es una aplicación de la ley de
atracción que lleva a ella, sino "la plenitud de nuestra presencia". Por ejemplo
el simple hecho de manejar el auto sin distraerse es excelente, o el simple
hecho de percibir un hijo cien por ciento durante un rato es excelente.
Generalmente hacemos dos, tres, cuatro o más cosas al mismo tiempo, lo que
lleva a una exclusión de la excelencia, por “dilución” de nuestra presencia.
“Ser íntegros”, “la plenitud”, “servicio integral”, “belleza”
y “carisma” son ejemplos de situaciones en las que se está DANDO la presencia a
pleno, sin economizar, invirtiendo en aquello que nos toca vivir.
Generalmente
experimentamos lo contrario de la excelencia, que es la mediocridad hasta la
miseria. Es “gastar” lo mínimo en prestación ¡con la expectativa de recibir un
máximo de rentabilidad!
Hay tres leyes muy distintas y complementarias que rigen el universo: La ley de la inclusión, la ley de la atracción y la ley del karma.
Si trabajamos la excelencia, nos alineamos con las tres y creamos juntos un organismo pacífico. Por el contrario, la mediocridad nos lleva a desalinearnos de cada una de ellas, con la consecuencia de un clima de conflicto.
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